CULTURAS GRAMATICALIZADAS O REGULADAS
Culturas gramaticalizadas o reguladas: esta cultura se modeliza como un
sistema de reglas generativas de textos. Pero las reglas son variables y
convencionales y se presupone una libertad tanto en la elección del contenido
como su nexo con la expresión. Se caracteriza por el principio activo del
expansionismo, del proselitismo, de la colonización y están orientadas hacia el
contenido en sus modos más actuales y libres. (Arán-Barei, 2003: 124-126)
La segunda propuesta de tipologización se
refiere a los modelos dominantes de la cultura rusa desde la edad media hasta
el siglo XIX y tiene un perfil más histórico.
Como una expansión de los dos grandes
mecanismos que regulan la relación de las culturas con el signo, Lotman ha de
proponer cuatro grandes sistemas históricos de organización cultural atendiendo
a la jerarquía de los códigos dominantes.
Lotman construye una matriz con cuatro
tipos fundamentales que son la base inicial de toda tipologización. Lo
ilustra con cuatro grandes modelos de mundo que identificará con cuatro
momentos de la historia rusa anterior al siglo XX, a saber: el medioevo, el
reinado absolutista de Pedro I, el clasicismo e iluminismo y la cultura
burguesa del siglo XIX. De modo abstracto, los modelos de cultura se
expresarían sobre el doble eje vertical o paradigmático y horizontal o
sintagmático, lo cual permite cuatro combinaciones:
1) semántica simbólica donde la cultura se caracteriza por la importancia otorgada a la
signicidad y por lo tanto a la ritualidad y a la iconicidad.
En esta construcción de mundo, de dominancia paradigmática, la
variedad de textos e reduce a un único TEXTO cuyo valor es fundamentalmente
semántico, establecido sobre el plano del contenido, puesto que el plano de la
explosión no es arbitrario sino semejante (icónico). Es un modelo acrónico del
mundo: lo que tiene principio existe y no tiene fin. Tal tipo de cultura,
“medieval”, está representada en su forma más pura en la cultura de la alta edad
media.
2) Sintáctica: del modelo cultural, se
opone a la anterior. Se caracteriza en que el todo no es el significado de las
partes, sino de la suma de facciones sintagmáticamente organizadas en un plano
determinado, con privilegio de lo eclesiástico y estatal.
Es un modelo de mundo fuertemente insertado en el desarrollo
temporal, como sistema de eslabones que van cambiando hacia un progreso y un
perfeccionamiento determinado por el orden de cada sistema, rígidamente
organizado, el estado con la iglesia, las ciencias, el arte, en la que el
individuo, solo, no ligado al sistema no tenía valor.
3) No semántica: este tipo de modelo cultural es de fuerte tendencia a la
desemiotización y nace en períodos de crisis históricas cuando están
desacreditadas las instituciones sociales y la sociedad es sinónimo de
opresión.
La lucha contra el signo en esta cultura no significa que no
construye un modelo semiótico, pues de no haber sido así, hubiese sido una
anticultura y hubiera destruido la información, sin cumplir su cometido de
eslabón memorioso y comunicativo. El signo que construye esta cultura es un
signo negado en aras de un “realismo” ficcional, un signo invertido, de segundo
grado.
4) El cuarto tipo, sintáctico-semántico,
adviene con la sociedad burguesa, surgida después de la Revolución Francesa,
que busca crear un modelo de mundo dotado de sentido y unidad, y que coincide
con la explosión de las ideas historicista típicas de 1840 (Pushkin) que
desembocarán en el fenómeno del hegelianismo ruso. El mundo adquiere la forma
de un lenguaje, pero en sentido inverso al postulado por Saussure, pues los
hechos materiales, los significantes determinan el contenido. (Arán-Barei,2003: 128)
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